NO OFRECERÉ LO QUE NO ME CUESTE

IDEA CENTRAL:

La fe no es dar desde comodidad, sino desde convicción.

TEXTO BASE: 2 Samuel 24:24 (NTV): “Pero el rey David le respondió a Arauna: —No lo quiero regalado, insisto en comprarlo, porque no le ofreceré al Señor mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Así que David le pagó cincuenta piezas de plata por el terreno para construir el altar.”

REFLEXIONES

1 – LA HONRA CONLLEVA UN COSTO PERSONAL

David necesitaba levantar un altar para detener una plaga enviada como juicio. Arauna le ofreció el terreno, la leña y los animales gratis, pero David se negó. Él entendía un principio eterno: la verdadera honra siempre implica costo personal. Lo fácil puede ser práctico, pero lo que honra muestra entrega.

2 – LO QUE NO CUESTA, NO SE VALORA.

La adoración sin sacrificio se vuelve rutina. La ofrenda sin entrega se vuelve símbolo vacío. David sabía que si algo no le costaba, no lo valoraría, y si no lo valoraba, no podría honrar a Dios con ello.

Es como si David hubiera dicho esto:

- Si no me cuesta, no lo valoraré

- Si no lo valoro, no lo honraré

- Si no lo honro, no lo adoraré.

3 – LA GENEROSIDAD QUE TRANSFORMA, A VECES DUELE.

Charles Spurgeon dijo: “La generosidad que no hiere, no sana” Hay ofrendas que son limosnas envueltas en religiosidad, pero hay otras que son sacrificios envueltos en obediencia. La diferencia está en el corazón que entrega. Dar desde la comodidad mantiene el control; dar desde convicción entrega con el corazón.

ORACIÓN:

Señor, enséñame a ofrecer lo que tiene valor, no lo que me sobra. Que mi generosidad sea un reflejo de Tu sacrificio, no de mi conveniencia. Ayúdame a honrarte con todo, incluso cuando duela. En el nombre de Jesús, amén.

ACCIÓN PRÁCTICA:

Identifica algo que para ti tenga valor y preguntarte si lo ofrecerías para honrar a Dios o a tu familia. Puede ser tiempo, un recurso o una actitud que debas rendir. Hazlo como David: no por obligación, sino por honra.

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